Di de mi todo lo que quedaba, todo lo que existía.
Te amé, mi vida, con tanto y con tan poco.
Amé tu oscuridad en su peor momento y tu sonrisa incluso cuando ya no estaba ahí.
Amé tu infierno cuando más ardía y tu cielo en su mayor esplendor.
Amé las curvas de tu boca a pesar de lo que decían, tus hermosos ojos a pesar de lo que mentían.
Amé tu llanto cuando más clamaba y tu felicidad cuando recién atisbaba.
Amé tu lealtad más traicionera y tus traiciones más leales.
Y así me pagaste, convirtiéndote para siempre en una bella estrella fugaz de mi pasado.
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